El amor secreto de Ingrid: escribir

Una de las pocas alegrías culturales en mi vida en República Dominicana ha sido conocer a Íngrid Gómez de Nátera. Un encanto de persona y una escritora de pluma dulce y letal como lo es el propio Caribe.

Ahora, una revista incipiente ha tenido el acierto de entrevistarla (buena señal para la revista...), y yo quiero todos la conozcáis, así que transcribo íntegra la entrevista que le ha hecho el señor Ennio Marchetti para la revista Revista Azul Caribe.


“Yo... Soy un intento de escritora... y arrastro este estigma desde que tengo conciencia. Incrustada en un lugar que no es el mío, he visto pasar el tiempo, descuidando mi amor secreto, mi pasión. Hoy, intentando recupe­rar el tiempo perdido, me he lanzado a navegar en este mundo inmenso y aun extraño para mí, en la búsqueda de mis iguales...”.

Así dice Ingrid e Ingrid es humilde. Puedo atestiguar que no es un “inten­to de escritora”. Todo lo contrario. Es una verdadera novelista, de las que tienen la narración en la sangre.

Hoy sale con su primer trabajo pu­blicado, un cuento, “Amada y el artista”, por la Editorial El Santuario, disponible en las principales librerías de República Dominicana. Un ape­ritivo, que nos ofrece solamente una pequeña idea del grande potencial que Ingrid posee.

Recuerdo que, hace unos años, casi con timidez, me había hablado de su gran pasión, escribir, cuando colabo­raba con mi revista de cultura domi­nicana “Sol Latino”. Me hizo leer una novela más larga y pronto me he dado cuenta que tenía todas las potenciali­dades para afirmarse como una buena escritora, en un país donde la gente lee muy poco.

Pero, cuando a la calidad se une el deseo de llegar, los desafíos se ganan. Es el caso de Ingrid Gómez, capita­leña por nacimiento y terrenera de adopción.

Con “Amada y el artista” Ingrid em­pieza su trayecto artístico, “un amor secreto, una gran pasión” que por demasiado tiempo había descuidado, privándonos del gusto de ser partici­pes de su arte.
Amada, la protagonista de su cuento, es “una mujer común que – dicen las notas que acompañan a la novela – sueña ver materializado el significado de su nombre… Descubre la manera de comercializar el amor y desarrolla una exitosa carrera con la cual con­sigue fama y fortuna. Sin embargo, a través del tiempo, se siente siem­pre más vacía al no encontrar lo que busca…”. Y todo esto hasta que en­cuentra un “hombre muy amable, un artista…”.

No quiero seguir, porque no es bueno quitarle la sorpresa al lector, el gusto de descubrir este pequeño cuento de Ingrid que, desde ahora, esperamos a una prueba más significativa, una no­vela larga, seguros que logrará pronto “recuperar su tiempo perdido”, re­galándonos otros momentos placente­ros como los que hemos vivido leyen­do, todas de una vez, las 44 paginas de su “Amada y el artista”.

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